20/02/2009
No ha podido ser más denigrante, e incluso atrevido el discurso del Presidente de la República Checa, Václav Klaus, país el cual ostenta en la actualidad la presidencia del Consejo europeo.
Mucho se distancian dicho discurso, del que Zapatero presentó ante el Pleno del Parlamento europeo. El Presidente del Gobierno español en noviembre de 2007, reflejó el gran orgullo de comparecer ante la Eurocámara con el profundo europeísmo que España ha mostrado desde siempre como muestra de gratitud a la UE por la solidaridad prestada. Y así definía el digno e importantísimo papel del Parlamento europeo:
”Aquí se integra la rica pluralidad de nuestros pueblos. Aquí se manifiestan nuestras identidades, partiendo de la diversidad para alcanzar lo que nos une. Si alguna institución encarna más vivamente el alma de nuestro proyecto, es ésta, pues aquí habitan las voluntades directas de los ciudadanos europeos”.
Por el contrario y como cabía esperar del utraconsercador Václav Klaus, no se podía sacar de su discurso palabras de agradecimiento y que honorificasen a la UE. Ya que calificó de “déficit democrático" al papel desempeñado por el Parlamento europeo.
Quiso ir más allá de lo grotesco comparando a la UE con el sistema político de la antigua Unión Soviética.
"Nosotros", dijo, "hemos conocido la amarga experiencia de que la ausencia de oposición significa la pérdida de libertad". "Aquí", añadió, "no hay oposición, sólo se promueve una alternativa y los que se atreven a pensar de una manera diferente son etiquetados de enemigos".
A lo que el propio presidente del PE, Hans-Gert Pöttering, replicó diciéndole: "En un Parlamento del pasado probablemente usted no habría podido dar este discurso".
Klaus muy amigo del ex presidente del Gobierno español, Aznar, no desaprovechó la oportunidad para reafirmar su objetivo de introducir a Europa en el capitalismo salvaje al manifestar que la UE se basa en "la opresión del mercado y el refuerzo continuado de la gestión central de la economía".
También quiso hacer referencia en cuanto al trámite de ratificación del Tratado de Lisboa, el cual todavía se encuentra en el Parlamento checo, pero sí quiso dejar clatro su rechazo, al considerar que el “déficit democrático” del PE "se agravaría con la Constitución Europea rechazada o con el Tratado de Lisboa", y que por lo tanto consideraba que "la solución no está en reforzar el papel del Parlamento Europeo".
Nunca en la historia se produjo ante el discurso del Presidente del Gobierno de un Estado miembro lo que provocó Klaus, que fue el abandono del hemiciclo por parte de algunos eurodiputados y los frecuentes abucheos desde los escaños de la izquierda.