Es más que cierto decir que la crisis internacional financiera, definida así por su origen en EE.UU por las hipotecas supraine y como consecuencia de ella, el descontrol financiero ha dado lugar a una situación de necesidad de crédito derivada de la rigidez de concesión de éstos por parte de las Instituciones bancarias tomando como argumentos la incertidumbre y desconfianza.
Pero esta crisis internacional es también cierto que ataca más y deja en evidencia las frágiles economías de algunos países menos desarrollados como los de la Europa del Este.
Pero una vez más se muestra la preocupación y solidaridad de la UE por parte de la Comisión europea que está actuando "con las herramientas que tiene a su disposición" -los fondos estructurales, los créditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y la asistencia directa para
equilibrar la balanza de pagos en los casos más extremos de estos nuevos socios comunitarios.
Para analizar esta tutela económica de la UE de manera cuantitativa hay que resaltar que las transferencias de fondos estructurales a los doce nuevos socios comunitarios se elevarán a 7.000 millones de euros este año, y el BEI facilitará préstamos por 11.500 millones.
Pero para el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, para que esta ayuda sea más paliativa debe de complementarse de acciones de las instituciones financieras multilaterales, sobre todo del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Para ello ha pedido a los países socios del FMI, incluidos los Estados miembros que gozan de una situación más saneada, que aumenten sus contribuciones a este organismo para que pueda ofrecer financiación a las economías en apuros.
Hace 3 años
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