El 7 de enero de 2009 la Unión Europea inauguró, en Praga, el Año Europeo de la Creatividad y la Innovación, con el lema «Imagina. Crea. Innova».
Algunos expertos consideran que la crisis económica es un mal necesario que va a producir un cambio de era, en cuanto a las formas de entender el sistema económico intervencionista del Estado, la importancia de la gestión del conocimiento como consecuencia de una mayor valoración del Capital humano y la necesidad de innovación, que van concluir en un mayor desarrollo y promoción de la economía real productiva, dejando a un lado la economía neoconservadora de la especulación.
Esta apuesta por la Innovación vio sus primeros inicios en 1995 cuando la UE apostó por un cambio en la política científica europea que consistió en incrementar los recursos financieros dedicados a la investigación estratégica y aplicada (es decir, aquella que tiene como objeto alcanzar objetivos socioeconómicos concretos principalmente en áreas como la salud, las comunicaciones o los materiales) para mejorar la productividad empresarial y restringir los recursos dedicados a la investigación dirigida al avance del conocimiento (es decir, aquella en la que el investigador decide qué es una pregunta interesante y cómo resolverla). Para corregir el desaprovechamiento socioeconómico que se hacía de los resultados de la investigación europea.
Es por lo que la UE ha pretendido de nuevo relanzar la búsqueda de la creatividad y la innovación. Ante esta nueva situación José M. Mato (Director general de CIC BIOGUNE Y CIC BIOMAGUNE), propone las siguientes pautas a seguir:
- que la investigación científica financiada con fondos públicos es crucial en el proceso de innovación industrial;
- que la competición y el esfuerzo continuado por alcanzar la excelencia en las universidades y centros de investigación desempeñan un papel clave en el proceso de generación de conocimiento y la innovación;
- la importancia prioritaria que tiene para la innovación tecnológica desplegar una amplia y variada red de relaciones entre las universidades y centros de investigación con el sector privado que tenga como objetivos prioritarios generar una relación de confianza y el intercambio de conocimiento;
- que el conocimiento per se no genera riqueza, sino que es necesario, además, impulsar un entorno cultural e institucional comprometido con la innovación tecnológica;
- la importancia de concertar la política científica y de innovación industrial europea con las políticas regionales y nacionales;
- yla necesidad de incrementar el esfuerzo público y privado en I+D hasta alcanzar el 2,5% del PIB.
Pero considera que no nos olvidemos del conocimiento: si abandonamos la generación de conocimiento y nos centramos en la innovación, el panorama europeo no mejorará mucho.
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